sábado, 1 de agosto de 2009

Como un soplo

Ayer te sentí, Laura. ¿Me sentiste tú? Como un soplo en mi piel, así te noté, como la risa de un ángel. ¿Me notaste tú así, Laura? Como la brisa en la playa, o el remolino de un manantial, así te sentí, Laura mía. ¿Tocaste mis dedos tras la piel de mamá? Una burbuja en el mar, o el pulso de una estrella, se deben de sentir como te sentí yo a ti, Laura. ¿Me dijiste “hola” con tu brazo? ¿Me sonreíste con tu piel? Casi puedo verte al otro lado, esperando nacer. El tiempo es la más larga de las montañas, Laura. Tus caricias son fresco maná en este camino. ¿Volverás a hablarme?